Por: Eduardo Hernández
The Black Saint And Sinner Lady es una obra que parece haber sido pensada para la danza, es también una síntesis de toda su obra anterior y sorprende por su estructura, muy similar a la sinfónica.
En las aportaciones de los músicos llama la atención, por un lado, el empleo «español» de la guitarra, que recuerda, en parte, el pasado «chicano» de Mingus, y, sobre todo, el papel solista del saxofón alto de Charlie Mariano.
La música presenta constantes cruces entre la tradición europea y el bop, tejido todo ello con el entusiasmo y vigor de la interpretación. Es una verdadera música romántica, escrita de modo exuberante para la orquesta, en la que destaca sobre todo el trabajo armónico muy cercano a lo modal y, por poner algún pero, quizá se eche en falta un toque melódico más convincente.
El disco es una obra maestra, imagen virtual de Ellington, y contiene todas las esencias de la música de Mingus.
Conviene, por lo demás, hacer notar que dos de los temas de su siguiente trabajo orquestal -el álbum «Mingus, Mingus, Mingus, Mingus, Mingus«-, «I X Love» y «Celia» fueron grabados en esta misma sesión del 20 de enero de 1963, la cual también fue la primera grabación del sello Impulse.
Nunca es tarde para acercarse a un género musical, y menos si uno comienza por Charles Mingus, hablar del Jazz y de Charles Mingus es un sinónimo de descubrimiento y de experimentación. Escuchar discos como Clown, Ah Um, The Black Saint And Sinner Lady y ver la ejecución que tiene al lado de Eric Dolphy en Belgica ’64 es una experiencia que se debe vivir al filo de la noche para romper el silencio que esta guarda.
Tal vez, desde mi opinión, es por eso que las radios universitarias manejan demasiado jazz, porque se vincula con la vida universitaria: con aprender, con experimentar, con descubrir o con redescubrir aquello que parecía olvidado y obsoleto, y que, sin embargo, sigue vigente y con la misma fuerza que cuando comenzó.
Mingus, no solamente fue compositor, también lucho contra la discriminación, y una manera de luchar fue ejecutar un instrumento el cual le dijeron que sólo podía ser manipulado por personas blancas. El hombre que era conocido por tener un carácter sumamente fuerte, que arrancaba las cuerdas del piano con la mano, que no le importaba que fueras un personaje conocido en el jazz pues en un momento podía descargar su puño sobre tu quijada y después te pediría perdón y seguirías trabajando con él.