97 años de Nosferatu (la primera película de vampiros)

– Editorial

El 4 de marzo de 1922, se estrenó en Alemania, Nosferatu, del director Friedrich Wilhelm Murnau. El primer vampiro en el cine, precursor de tantos aparecía con la estética expresionist en medio de una Alemania vencida tras la Primera Guerra Mundial y las terribles consecuencias que derivaron de ello.

Pero pongámonos en contexto: Con el final de la primera guerra mundial en Alemania la crisis económica trae hambre y pobreza, la pobreza desesperación y ésta a su vez transporta la pérdida de valores y un pesimismo latente. En estas condiciones, atraídos desde los campos de batalla plagados de cadáveres, comienza a florecer el gusto por lo sobrenatural y la magia, los brujos y los espíritus, fuente inagotable de la inspiración poética alemana. Extasiados por esa enorme atracción hacia la oscuridad, las sombras y una filosofía pesimista, los artistas y cineastas alemanes adoptan como estética principal de sus obras ese movimiento “apocalíptico” conocido como expresionismo.

El nombre del film “Nosferatu” deriva del griego “Nosophoros”, que significa portador de plagas, ya que el vampirismo era según la literatura, una plaga. Murnau escogió para el papel a Max Schreck, que iba a ser el primer vampiro en la gran pantalla, un extraño hombre del que pocas cosas se conocen. Nació en Berlin en 1879 y tuvo una infancia misteriosa y un gran talento para la interpretación que lo llevó por varios teatros alemanes. La falta de datos sobre su vida, y que su apellido en alemán signifique “miedo” alimentó la leyenda sobre su persona, llegando a creerse que en su vida real practicaba el vampirismo, y que Murnau le eligió por ser el actor perfecto al no tener que representar ningún papel, sino a él mismo. Otro de los rumores sin desmentir sobre la película es que la protagonista femenina era una toxicómana contratada por el director para que fuera en realidad mordida por Max, y que murió durante la filmación. También se rumoreaba que varias personas del equipo desaparecieron extrañamente durante el rodaje.

Nosferatu
Nosferatu – Imagen de Internet

En 1897 el irlandés Bram Stoker publicó su novela Drácula, inspirada en las leyendas eslavas de vampiros y en las atrocidades que se atribuían al célebre voivoda de Valaquia del siglo XV, Vlad III Drăculea,

La viuda del creador de «Drácula», Bram Stoker denunció la película por infringir los derechos de autor. Murnau perdió el pleito y fue condenado a destruir todas las copias, pero unas cuantas ya habían sido distribuidas.

Esta película se filmó casi completamente en Alemania. Sin embargo, las escenas que transcurren en Transilvania se hicieron en Eslovaquia. Para la última escena de la película el equipo de rodaje se desplazó a un castillo eslovaco en Starhrad, el cual había estado en ruinas desde el siglo XVI.

Se gastó bastante dinero en promocionar la película. Se pusieron anuncios en los periódicos, pósters por todos lados y campañas en todos los medios del momento. Todo esto meses antes del estreno. Cuando finalmente se estrenó la película en los jardines del zoológico de Berlín el 4 de marzo de 1922. Luego hubo una gran fiesta con números de baile y donde todo le mundo iba disfrazado.

Nosferatu
Nosferatu – Imagen de Internet

El actor que hace de vampiro, Max Schreck, no era el típico actor de reparto. Según lo que se sabe de sus compañeros de filmación y producción, el actor era alguien solitario con un humor muy extraño y un gran talento para hacer papeles grotescos. Su personaje en “Nosferatu” fue el más recordado a pesar de haber hecho unas cuarenta películas.

Su interpretación de Orlok hizo pensar a mucha gente que se trataba de un vampiro de verdad. Esta teoría se hizo más fuerte en los años cincuenta donde un crítico dijo de forma errónea que el nombre del actor nunca había sido relevado. El crítico difundió la creencia de que se había contratado a un vampiro de verdad para hacer la película.

LO SOBRENATURAL, LO DEMONIACO Y LO TERRORÍFICO se hacía real ante los ojos del mundo en los años veinte, este ser misterioso y su imagen decrépita aún es motivo de profunda fascinación.